4El placer de viajar ya no es un lujo. Con unos ahorros y las ganas de conocer otros países y culturas, es posible recorrer toda Suramérica, sin necesidad de contratar guías, pagar costosos hoteles y saliéndose de los destinos turísticos de siempre.
Siete horas después de haber dejado su casa en su Peugeot 404 modelo 71, Lorena Eloiza y Agustín Roa se vararon. Habían salido de Córdoba (Argentina) el 10 de julio y llevaban solo 500 km de los miles que esperaban recorrer en su aventura por Suramérica.
Cuando decidieron emprender el viaje, sus familiares y amigos los creyeron locos. Pensaron que solo a este par se le ocurría tal travesía en carro, y lo que no es lo mismo, en un carro viejo, en el que llevarían todas sus pertenencias los próximos meses. Pensaron también que después de esa varada, la joven pareja se devolvería o por lo menos abandonaría el Peugeot y tomaría otro transporte.
Pero Agustín logró repararlo, en Argentina su familia tiene un taller que convierte los carros a gas, donde aprendió el oficio y otras cuestiones de mecánica, y con más ganas comenzaron de nuevo su andar.
Lorena y Agustín (a la der.) con Humberto Buvoli y Luis Alberto García, moderadores del capítulo Couch Sorfing de Montería.
La pareja, por el norte argentino, entra a Bolivia. "Ese ha sido el único país en el que hemos tenido un encontronazo. No nos sentimos muy bien allá, por cuestión de costumbres. En Argentina cuidamos mucho al turista, en Bolivia no, al contrario, es como que el extranjero invade su territorio y muchas veces te sentís discriminado, al punto de ir a un negocio que tiene una torre de empanadas y te dicen que no hay. No nos querían vender combustible; si nos lo vendían era caro, costaba tres bolivianos a nosotros nos cobraban 8. Era muy feo eso", comenta Agustín.
De la nación de las dos capitales, el viaje siguió hacia Perú, donde empezaron a utilizar Couch Surfing, una red social que le permite a sus miembros de todo el mundo hospedarse en las casas de los locales del país al que visitan. Según dicen, cuando empezaron a usar la página, su viaje se partió en dos: "El poder conocer gente, que te asesore donde estés, te reciba o no te reciba en su casa, es muy bueno. No es lo mismo llegar a una oficina de turismo a que un local te indique: 'Vení para acá, hacés tal cosa, acá podés comprar más barato, no vayas a andar para tal barrio, tomá tal ruta'".
Ellos ya conocían de la página antes de salir de Argentina. "Una amiga mía que viajó a México me la recomendó cuando se enteró de que nosotros íbamos a viajar, yo le dije: 'Sos una loca, no podés viajar así. ¿Cómo que te va esperar un chico en el aeropuerto?, ¿qué te pasa?, vas a aparecer en las noticias en un acantilado'", dice Lorena, pero por curiosidad se inscribió y aunque no recibía gente en su casa porque vivía sola en Córdoba, sí salía con los extranjeros a recorrer un poco la ciudad.
Así empezaron a abaratarse los costos del recorrido. Cuando planearon hacer el viaje, el destino era México, pero lo reconsideraron, habían ahorrado 5000 dólares y el mismo dinero que se gastarían en tiquetes aéreos, podían usarlo en combustible para recorrer Surámerica en carro.
"Decidimos dejarle la plata a nuestros padres, nosotros nos manejamos con tarjeta de crédito, con eso pagamos en el supermercado, el combustible y cuando sacamos de un cajero. El recibo llega a Argentina y allá lo pagan nuestros padres. Nosotros no manejamos plata sino 100 dólares en moneda local y es con lo que pagamos los peajes y compramos cosas que no se pueden pagar con la tarjeta, si nos llegan a robar no nos sacan más de eso. Me parece que es lo más seguro para moverse", señala Lorena.
En Perú estuvieron en Machu Picchu, Cuzco, Lima, pasaron por toda la costa y llegaron a Máncora, para entrar a Ecuador, por Machala.
En Ecuador conocieron el plátano y por lo menos Lorena, quedó encantada con su sabor: "Nosotros en Argentina solamente tenemos el banano como fruta, el plátano no existe. Al llegar a Ecuador al comienzo era como que... ¿banana frita? ¡imposible!, ahora yo misma hago patacones. Le contamos a nuestros padres que comemos bananas fritas y ellos no lo podían creer. Ahora creo que me voy a llevar un racimo".
Lorena, de 28 años, y Agustín, de 23, en la mitad del mundo.
Lorena y Agustín entraron a Colombia el 3 de noviembre por el puente internacional de Rumichaca, llegaron a Pasto, después a Cali (pasando por Popayán). Estuvieron en el Eje Cafetero, Armenia, Pereira, Manizales, Medellín y luego se dirigieron a Montería, alojándose, en la mayor parte de su recorrido, en casas de otros miembros de Couch Surfing.
Al llegar acá, varias partes del carro estaban ya oxidadas. No es para menos, ha soportado todos los climas. Ellos salieron en junio, en pleno invierno argentino, han pasado por parte de los andes y recorrido costas peruanas y ecuatorianas y ahora se enfrentan al Caribe colombiano. En su viaje han ido dejando ropa y otros elementos que les hacen bulto, pero van conociendo nuevas culturas y encontrando nuevos amigos. Irán luego a Venezuela y... "ahí veremos cómo nos devolveremos".
El Peugeot 404, de 40 años, anda lento pero seguro en su recorrido por Suramérica. Locos o no, Lorena y Agustín están satisfaciendo sus deseos de conocer otras culturas y desligarse del materialismo en el que fueron educados, aprendiendo a sacarle provecho a lo poco y gozar de lo mucho que les ofrece cada lugar que visitan.
A su regreso a casa, les tocará enfrentar de nuevo una realidad a la que no pueden ser ajenos. Cuando el viaje se acabe y estén de vuelta, tendrán que empezar a buscar trabajo y volver a ahorrar para un nuevo viaje con un nuevo destino.
